21 de marzo de 2013

Ilusión

El sol brilla entre las hojas del árbol mientras cantan alegres los pájaros en sus ramas. Bajo la verde cúpula, me siento a descansar. Cierro los ojos dejándome llevar por la arrulladora melodía de la brisa.

Abro los ojos y ella está frente a mi, mirándome. Una sonrisa se dibuja en sus labios mientras sus hermosos cabellos juegan con el viento. Se acerca y cuando llega hasta mi, se inclina, pone sus manos en mi rostro y entonces me besa. No hay palabras con las que poder describir la calidez y ternura de ese beso.

Se aparta un poco. Un “te quiero” brota de mis labios. Ella sonríe. Se pone en pie y se dispone a marcharse:

- Por favor, no te vayas. Quédate conmigo-.

Pero ella sigue ahí de pie. Intento agarrar su mano pero me es imposible, ella se sigue alejando de mi. Mis esfuerzos por mantenerla junto a mi son en vano. Lágrimas de desesperación resbalan por mis mejillas.

Vuelvo a cerrar los ojos y cuando los abro de nuevo, ya no está ahí. Todo había sido un sueño, una ilusión. Solo un ardid con el que Morfeo pretendía divertirse, me había dado el amor de la persona amada y después me lo había arrebatado. Pero en mis labios aún persiste el tacto de ese beso. Puede que todo haya sido un sueño pero mi amor es real.



20 de enero de 2012

Sueño de Amor

Era su piel morena, y en su rostro, brillaban sus ojos como dos estrellas en la noche, rodeados estos por un oscuro cerco de negras pestañas, sus labios carmesíes se entreabrían en una cautivadora sonrisa, el oscuro cabello le ocultaba la frente y se derramaba por los hombros, mientras sus delicadas manos se paseaban por las teclas de un piano, llenando la habitación con una dulce melodía.
Apenas pueden estas palabras describir cuan grande era la hermosura de esa dama.
Cerré los ojos un instante para deleitarme con su música, volví a abrirlos y ella ya no estaba allí, se había desvanecido como se desvanece una ilusión; solo podía hallarse en esa habitación un mudo y solitario piano…toda esa belleza había sido un sueño, solo un espectro de mi imaginación…


8 de noviembre de 2011

Amore Deperire (Morir de amor), 2ª Parte.

Las bayonetas brillaban entre la humareda que producían los disparos; por doquier volaban los proyectiles y el relinchar de los caballos se confundía con el estruendo de la artillería y el gemir de los heridos.
El joven capitán del 5º Regimiento de dragones se encontraba observando el escenario donde tenía lugar la batalla, junto a los hombres que conformaban la compañía bajo su mando cuando vio a un batidor a caballo acercarse a su coronel, sacar de su portapliegos una papel, entregárselo al coronel y marcharse a galope. El capitán contempló a su superior leer el legajo y espolear a su montura hasta el lugar donde se encontraba.
- Capitán Gerard, dirija a sus hombres contra el flanco derecho enemigo.
El oficial saludó marcialmente y volvió grupas hasta dirigirse a sus hombres.
- ¡Segunda compañía del 5º de dragones!¡prepárense para cargar!
Los dragones de dicha compañía formaron dos líneas dispuestas para el combate.
- ¡Desenvainen!
El aire se rasgó al salir los afilados sables de sus vainas, los dragones alzaron un momento sus armas antes de dejarlas descansar sobre el hombro.
- ¡Segunda compañía!¡Al paso!
El corneta tradujo la orden y las dos filas de hombres y caballos se pusieron en marcha, intentando mantener sus monturas dentro de la formación para no romper la línea. A media legua de distancia se podía divisar su objetivo: un regimiento de infantería de casaca blanca y bicornio adornado con escarapela y plumín rojo, que tras haberse percatado de la maniobra de los dragones, corrían a formar en cuadro.
- ¡Segunda compañía!¡Al trote!
Los jinetes apretaron las rodillas contra los flancos de sus caballos. La línea apenas conseguía mantenerse; algunos caballos se adelantaban, obligando a los dragones a tirar de las riendas. La formación enemiga se hallaba cada vez más próxima. De la misma partió una descarga que dio con varios jinetes en el suelo.
- ¡Segunda compañía!¡Al galope!
Los dragones clavaron las espuelas en los flancos de sus caballos. La línea se deshizo. La infantería volvió a levantar sus fusiles, dirigiéndolos hacia la caballería cada vez más próxima. Un estruendo estremeció el regimiento y el humo de la descarga ocultó las filas. De repente, el oficial sintió dolor en el pecho, próximo a su hombro derecho. El sable cayó de su mano, quedando colgado por la dragona. Aflojó las riendas, sin poder mantenerlas en su mano; el caballo aflojó el paso hasta casi detenerse. Aturdido, contempló el orificio en su casaca a través del cual emanaba la sangre. A su alrededor continuaba la batalla, los dragones se batían contra la infantería. Los gritos, la sangre y el humo inundaban todo.
Sin fuerzas, el capitán de dragones se dejó caer sobre la grupa de su montura. Sentía como la vida se le escapaba con cada gota de sangre que brotaba de su herida. Asaltaron sus recuerdos la imagen de unos ojos verdes, vidriosos a causa de las lágrimas en el momento de la despedida.
- Regresaré a tu lado, lo prometo.- Esas habían sido sus palabras en aquel momento mientras que, con el pañuelo que ella misma le había regalado, enjugaba el llanto que bañaba el rostro de la dama. Unas lágrimas resbalaron por las mejillas del oficial, no volvería a contemplar aquellos ojos cuyo verdor lo tenían hechizado. Todo acababa de esa forma, en mitad de una batalla, rodeado de hombres que se mataban entre ellos, lejos de la chica a la que había amado…



19 de octubre de 2011

Escondida en un sobre

Primera parte de una crónica que no tiene otro sentido que ser fuente de desahogo para mi alma atormentada. Mi pluma duerme en ocasiones, cuando miro al infinito pensando en como darle vida a lo que me roba el sueño. Ahora es de noche, y a la luz de las velas, las lágrimas se dejan ver sin ningún pudor. En el absoluto silencio que llena la casa, se escuchan los tímidos pasos del último noctámbulo que pasea por la casa. Deseo entonces no tener que guardar el dolor que asalta mi corazón y lo oprime con una fuerza atroz.

La desgracia se ha cernido sobre esta casa. Los varones jóvenes quisieron demostrar su valor por una causa fútil, y algunos han tenido que ver como esa misma causa se llevaba las vidas de sus queridos compañeros. Los soldados no tienen descanso para sus mentes, a cada mañana deben estar preparados para ver caer a sus compañeros, o quizás no pensar en el horror de imaginar sus cuerpos derrotados y sin vida sobre el campo de batalla.

Madre deja ver su pálida imagen desde el cristal de la ventana de su habitación. Es como una aparición en la oscura casa que se ha convertido nuestro hogar. La alegre risa de Robert, mi único hermano, solo nos queda en el recuerdo. ¿Cómo seguir adelante? ¿De dónde sacar fuerzas para respirar? Si acada sorbo de aire parece como un puñal en el pecho.
Todo este lugar parece más oscuro, y nadie sabe cómo dar un paso sin desfallecer. Paseo por los grandes pasillos, con la mirada vacía. ¿Qué será del futuro que está por llegar?

Ruego a quien sea que pueda escucharme, que llegue a sentir algo de lo que pueda expresar, que otorgue una mano amiga, una palabra de aliento, una sonrisa que me lleve a tiempos mejores

Diciembre, 1914

3 de octubre de 2011

Amore Deperire (Morir de amor), 1ª Parte.

Los candiles iluminaban tenuemente la calle, flanqueada por los árboles que durante el día la resguardaban del sol. El joven oficial del 5º Regimiento de dragones revisaba su aspecto mientras se dirigía al palacete donde esa noche tendría lugar la velada; había limpiado sus botas a conciencia, sus charreteras refulgían a la luz de los candiles y tras comprobar que su casaca estaba debidamente abrochada y el bicornio calado según estipulaban las ordenanzas, se decidió a llamar a la puerta. Esta se abrió dando paso al interior donde un señor esperaba servicial a que el capitán de caballería le entregase su sombrero, sus guantes y el correaje del que colgaba el pesado sable.
Se adentró en el salón, donde puedo contemplar las paredes decoradas con cuadros y las cortinas carmesíes que ocultaban los grandes ventanales. En el lado opuesto de la habitación, un cuarteto de cuerda interpretaba el Minuetto de Bocherinni mientras los asistentes al ritmo del mismo. Se dirigió a saludar a los que allí se encontraban, entre ellos el coronel de su regimiento, con quien mantuvo conversación hasta que la vio.
Llevaba un vestido blanco y en la mano derecha sostenía un abanico que utilizaba para ocultar rostro, quedando al descubierto aquellos ojos verdes que contemplaba al joven oficial de dragones y que marcarían su vida para siempre; ella apenas tenía quince años, aunque aparentaba tener varios más.
-¿Me permitís?- se disculpó con las señoritas mientras ofrecía su brazo a la joven dama de ojos verdes.
El cuarteto entonó el Concierto para Flauta y Orquesta de Mozart y el capitán invitó a bailar a su bella compañera. Mientras bailaban no podía dejar de mirarla:
-Es tan hermosa…- pensaba mientras la contemplaba.
Terminado el baile ambos marcharon fuera del salón y anduvieron por los jardines que rodeaban el palacete, entre setos y flores. Llegaron a una pequeña fuente donde se sentaron mientras escuchaban el cantar del agua y la suave brisa que mecía las hojas de los árboles. Permanecieron allí, mirándose, el tiempo parecía haberse detenido en ese instante, en esa mirada.
-Os amo…y estoy dispuesto a gritarlo al mundo- fueron las palabras del capitán mientras con delicadeza sostenía las manos de la joven entre las suyas.
Esta vez no hubo abanico que pudiese ocultar el rubor que asaltó el bello rostro de la dama. Se abrazaron, y tras un momento, se distanciaron un poco, lo suficiente para poder contemplar aquellos ojos que tanto lo fascinaban y entonces la besó y el tiempo se volvió a detener en ese instante, en ese abrazo, en ese beso…